“Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una comunidad privilegiada llamada a realizar un propósito común de los esposos y una cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos.”[1]

INTRODUCCIÓN

Jesús es «el primero y el más grande evangelizador». En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu. La verdadera novedad es la que Dios mismo misteriosamente quiere producir, la que Él inspira, la que Él provoca, la que Él orienta y acompaña de mil maneras.[2]

OBJETIVO

Al finalizar el tema las parejas comprenderán sobre:

1) Los diversos tipos de familia que existen.

2) Cómo se alcanza vivir en verdadera comunidad.

3) Porqué la familia es una comunidad de vida y amor.

4) La familia como formadora de personas.

5) La familia como educadora en la fe.

6) La familia como responsable y comprometida con la comunidad humana.

7) El Padre nuestro, relación con la familia divina.

 

DESARROLLO

a) De acuerdo a las sesiones los objetivos se alcanzarán, como sigue:

Sesión 2  objetivos del 1 al 7

 

b) Las citas bíblicas para la sesión son:

 

Sesión 1  He. 4, 32.



[1] Catecismo de la Iglesia Católica 2206

[2] EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO, SOBRE

EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL, numero 12.

 



INICIO.

2.2.1. Una verdadera comunidad.

Hay distintos tipos de familia y diversos problemas.

Hay familias completas compuestas por el padre, la madre, los hijos y quizás algún otro familiar que viva con ellos; pero también las hay incompletas por el divorcio, por la separación de los padres, por los que se van a trabajar o a estudiar a otras partes, por pleitos, por malos entendidos, por la falta de aprecio a la autoridad de los padres, entro otras muchas más.

Hay familias que, aunque estén completas, sólo requieren unos de otros ser-vicios, alimentos, atención de ropa, hospedaje en las noches, pero cada quien vive por su lado.

Hay, sin embargo, familias que forman una verdadera COMUNIDAD, que viven en común unión.

Para esto mantienen.

COMUNICACION ABIERTA Y SINCERA

Es decir que se comunican lo que hacen o trabajan, los intereses que los mueven, y también lo que sienten uno, de otros, lo que viven, sus ilusiones, sus anhelos…

HAY COMPRENSION, CONFIANZA, RESPONSABILIDAD DE UNOS POR OTROS.

HAY ARMONIA. APOYO, BUSQUEDA COMÚN DE LA VOLUNTAD DE DIOS.

 



ILUMINACIÓN.

En los inicios, de nuestra Iglesia, los primeros cristianos vivían con mucha unión y entrega, amándose profundamente. La Sagrada Escritura nos dice que: (He. 4, 32).

En la familia nos hacemos una comunidad de personas que viven unidas y comparten todo como esa Iglesia.

Nuestros obispos de América Latina, reunidos en Medellín en 1968, nos describieron a la familia como:

UNA COMUNIDAD DE VIDA Y AMOR en que:

· SE FORMA A LA PERSONA.

· SE EDUCA EN LA FE.

· Y SE LE HACE RESPONSABLE Y COMPROMETIDA CON LA COMUNIDAD HUMANA.


2.2.3. La familia como formadora de personas.

Se preocupa de que cada uno de sus miembros vaya logrando crecer y ser mejor en todo. Es lo que se llama formar integralmente, es decir, cuidar el desarrollo físico, intelectual, moral, espiritual y social o comunitario.

 

No se trata de que sólo crezca un niño físicamente, cuidando de que crezca sano, con higiene, bien alimentado, sino que también vaya creciendo en su inteligencia, en sus conocimientos, en su aprecio a la vida, en su visión de las cosas. Los padres cultivan la vida intelectual de los hijos ayudándolos a estudiar y a leer, a conocer todo lo que les sirva para la vida.

También aprende cada miembro de la familia a irse enriqueciendo en cualidades como la disciplina, la amabilidad, el orden, la limpieza, la educación y comedimiento en el trato con los demás, etc. Todos los valores se van aprendiendo poco a poco en la convivencia familiar, la justicia, la verdad, el espíritu en el servicio a los demás, la confianza, la honestidad, el amor a la naturaleza y a Dios…

Al mismo tiempo se aprende a aprovechar todos estos dones con vigor y entusiasmo.

2.2.4. La familia como educadora de la fe.

Al educar en el aprecio a las personas y en el cultivo de cualidades y valores, en la familia se va descubriendo lo más trascendente, es decir, lo que está más allá de nosotros y vale más que nosotros. Así, nos lleva a Dios. Además, en la vivencia de amor y la imagen providente buena, que expresan los padres, los hijos aprenden a conocer quién y cómo es Dios.

La educación en la fe incluye saber tratar a Dios en la oración, es decir, saber comunicarse con El con confianza de hijos y conversar, diciéndole nuestras cosas y escuchándole.

También se necesita en esa educación en la fe, que cada uno de los de la familia se haga consciente de que, como hijos de Dios y miembros de la familia divina, es responsable de llevar la buena noticia del amor de Dios, mostrado a nosotros en Jesucristo, a toda persona a todo el mundo para transformarlos y ayudarlos a ser como Dios quiere.

2.2.5. La familia como responsable y comprometida con la comunidad humana.

Una familia así, responsable y comprometida con la humanidad se llama promotora de desarrollo. Esto significa que, en el seno del hogar, todos hemos de aprender a amar y a hacernos responsables del progreso de la comunidad, de la sociedad en que vivimos y hasta del mundo todo.

Todas las familias formamos la sociedad y tenemos lazos vitales todos con todos. La sociedad no vive y no crece si no hay familias. Nos necesitamos unos a otros para servicio mutuo, para progresar, para ayudamos a trabajar, a estudiar, a divertirnos, a practicar los deportes, a adquirir lo que necesitamos para alimentarnos o vestirnos, a atender la salud, para constituirnos en una nación' o estado, en fin, para toda la convivencia humana. La familia es el lugar privilegiado para aprender cómo relacionarnos con los demás.

En la familia, con su testimonio, los padres enseñan a los hijos a ser mejores personas en todo sentido y a vivir congruentemente la fe y a amar al mundo y a aprovechar de él todo lo que permita a cada uno vivir de manera que todos en la humanidad sean más libres y felices. En la familia es donde podemos aprender a renovar nuestra sociedad buscando responsablemente mejores formas de vida, cambiando o transformando las estructuras para que sean más humanas y se logre la justicia en el mundo.[1]




[1] Directorio Nacional de Pastoral Familiar 74

 



2.2.6. Liturgia familiar.

MONICIÓN

Jesús nos ha enseñado por medio de la oración del Padre nuestro a entrar en relación con la familia divina. Cada vez que la decimos, entramos en comunión con la familia trinitaria:

· A Dios le decimos Padre;

· Decimos las palabras que Jesucristo, el Hijo, nos enseñó,

· Y siempre oramos movidos por el Espíritu Santo.

RITO

Ahora, como familia, todos juntos, con nuestra mirada elevada hacia el cielo, decimos la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro…

COMPROMISO

Recordar que siempre que oramos con el Padrenuestro entrarnos en profunda comunión con la familia como hijos en el Hijo.

 

PADRE NUESTRO

No digas PADRE: Si cada día no te comportas como un hijo.

No digas NUESTRO: Si vives aislado en tu egoísmo.

No digas QUE ESTÁS EN LOS CIELOS: Si sólo piensas en las cosas materiales.

No digas SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Si no lo honras ni lo alabas.

No digas VENGA A NOSOTROS TU REINO: Si piensas que ser santo es para los demás.

No digas HAGASE TU VOLUNTAD: Si solamente se hace lo que tú dices.

No digas DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Si no te preocupas por el prójimo

No digas PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Si guardas rencor a tu hermano.

No digas NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN: Si tienes intenciones de seguir pecando.

No digas LIBRANOS DEL MAL: Si no te has decidido a dejar los actos del mal.