“La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad.”[1]
INTRODUCCIÓN
Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.[2]
OBJETIVO
Al finalizar el tema las parejas deberán conocer:
1) El requisito para que la familia sea un lugar
de desarrollo de sus miembros.
2) Como distinguir la mala comunicación en la
familia.
3) Que es la verdadera comunicación.
4) Las características del verdadero dialogo.
5) Don divino para que exista el dialogo.
DESARROLLO
a) De acuerdo a las sesiones los objetivos se
alcanzarán, como sigue:
Sesión 1 objetivos del 1 al 5
b) Las citas bíblicas:
Sesión 1 Jn. 20, 19-29.
[1]
Catecismo de la Iglesia Católica 2207
[2] EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO, SOBRE
EL ANUNCIO DEL
EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL, numero 20.
INICIO
2.4.1. La Comunicación.
Para que la familia sea el lugar del desarrollo de sus miembros, no basta que se unan los padres, tampoco basta, que nazcan los hijos y que todos vivan juntos. Sino que es necesario unir y promover a sus miembros para que logren ser felices el elemento central para unir y promover en la comunidad familiar, es la COMUNICACION.
La comunicación debe darse en todos sus sentidos, entre los padres, de los padres a los hitos, de los hijos a los padres y entre hermanos. La falta de comunicación y la mala comunicación, son la causa de la mayoría de los problemas que dividen y destruyen a una familia.
La falta de
comunicación es decidir mejor guardarse las cosas como, heridas, malos
entendidos, resentimientos, preocupaciones, alegrías, experiencias tenidas, por
miedo a que el otro no me vaya a entender o no tenga tiempo, o no le vaya a
importar, o se vaya a armar un pleito, acaban por destruir poco a poco a la
familia.
2.4.2. La buena y mala comunicación.
b) La mala comunicación es hablarse como:
Jefe-subalterno
Superior-inferior
Maestro-alumno
Consejero-aconsejado
Es también hablar siempre de otros y
siempre de las cosas que pasan y no de uno mismo.
Comunicarse es vivir un estilo de vida de diálogo, esto es, manifestamos como realmente somos: decir nuestras inquietudes, problemas, anhelos, temores en forma abierta y confiada, Es también saber escuchar al otro haciendo a un lado los propios temores, preocupaciones e ideas; esto tiene un elemento de respeto mutuo muy importante.
Es darle el tiempo necesario. Esto es
lo mismo que decirle al otro "tú vales lo suficiente, me importas"
ILUMINACION
El Papa Pablo VI, en su carta sobre "La Iglesia del Señor", nos dice que todo diálogo supone un estado de ánimo, una disposición especial que sea consciente de que, mediante él, está cumpliendo el mandato de amar y de ser uno como Cristo quiere. El diálogo lleva a buscar la unidad y la salvación. Nadie puede separar el interés de su propia salvación, del empeño por la salvación de los demás. Entonces el diálogo se hace una comunicación viva de amor, de la buena noticia del amor de Dios, de la salvación.
2.4.3. Las características del diálogo.
El diálogo, nos dice, es arte de comunicación espiritual.
Las 4 características del diálogo son:
1. LA AFABILIDAD.
Que se haga con afecto, con respeto, con humildad y verdad. Cristo nos dice "Aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón". El diálogo no es orgulloso, ni hiriente, ni ofensivo. El diálogo es valioso porque al ser afable comunica amablemente la verdad, difunde caridad y construye unidad, evita modos violentos, es paciente y generoso.
2. LA CLARIDAD.
Para que todos puedan entender el pensamiento que se está intercambiando.
3. LA PRUDENCIA.
Que lleve a tener en cuenta el estado de ánimo, la disposición, las informaciones y convicciones que el otro tiene en el momento del intercambio. Que también tenga en cuenta la edad de la persona y su preparación o capacidad, o si es desconfiada y hostil. La prudencia lleva a conocer y respetar la sensibilidad del otro para adaptarse razonablemente a su realidad y no resultare molesto o incomprensible.
4. LA CONFIANZA.
Se necesita confiar en el otro, creer que está dispuesto, creer en uno mismo, en la verdad que comunica, en la disposición que uno tiene de compartir y el otro de recibir de tal manera que se pueda fortalecer así el amor, la amistad y entrelazar los espíritus con gran aprecio y excluyendo todo interés egoísta.
Cuando el
diálogo se realiza así, se logra la unión de la verdad con la caridad, de la
inteligencia con el amor.
2.4.4. Liturgia familiar.
MONICIÓN
Para comunicarnos tenemos que estar en paz. Necesitamos que la paz de Dios reine en nosotros y en nuestra familia. Hoy, después de haber reflexionado sobre esta catequesis, pidámosle a Dios que nos conceda su paz.
RITO
Leer el evangelio Jn. 20, 19-29.
Al terminar, todos los miembros de la familia se dan un saludo, abrazo o beso de paz para significar con ello que quieren vivir en paz, que reine la paz entre los miembros de la familia.
COMPROMISO
Cuando la
familia asista a la misa dominical, a los primeros a quienes se les dará la paz
será a los miembros de la familia.
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